jueves, 18 de noviembre de 2010

Francmasonería


Introducción

La Francmasonería o masonería es una institución de carácter iniciático, filantrópico y filosófico, fundada en el sentimiento de fraternidad. Tiene como objetivo la búsqueda de la verdad y fomentar el desarrollo intelectual y moral del ser humano, además del progreso social. Los masones, tanto hombres como mujeres, se organizan en estructuras de base denominadas Logias, que a su vez pueden estar agrupadas en una organización de ámbito superior normalmente denominada "Gran Logia" ó "Gran Oriente".
Aparecida en Europa entre finales del siglo XVII y principios del XVIII, la masonería moderna o "especulativa" ha sido descrita a menudo como un sistema particular de moral ilustrada por símbolos. Se presenta a sí misma como una herramienta de formación, con un método particular que, basado en el simbolismo de la construcción, permite a sus miembros desarrollar su capacidad de escucha, de reflexión y de diálogo, para transmitir estos valores a su entorno.
La historia institucional de la masonería presenta numerosas disidencias, cuyas principales causas, con importantes matices y derivaciones, están relacionadas con la admisión de la mujer en la masonería, la cuestión de las creencias religiosas o metafísicas, la naturaleza de los temas tratados o la forma de trabajar de las logias, así como con las bases sobre las que se fundamenta la regularidad masónica. La existencia de distintos puntos de vista sobre estos y otros temas ha dado lugar al desarrollo de distintas ramas o corrientes masónicas, que a menudo no se reconocen entre ellas.



Orígenes


Una de las leyendas más importantes de la Francmasonería atribuye a Hiram Abif, mítico arquitecto del Templo de Salomón en Jerusalén, la fundación de la orden masónica. Algunos textos retrotraen el origen de la masonería a épocas de aún mayor antigüedad, llegando a considerar como fundadores a distintas figuras bíblicas como Tubalcaín, Moisés, Noé o el mismísimo Adán. Más realistas, pero todavía en el ámbito de lo mítico o de lo pseudo histórico, diversos autores han atribuido este origen a los constructores de las pirámides en el Antiguo Egipto, a los Collegia Fabrorum romanos, a la orden de los Templarios, la de los Rosacruces o a los Humanistas del Renacimiento.
Es comúnmente aceptado que la Francmasonería moderna procede de los gremios de constructores medievales de castillos y catedrales, que evolucionaron hacia comunidades de tipo especulativo e intelectual, conservando parte de sus antiguos ritos y símbolos. Este proceso, que pudo iniciarse en distintos momentos y lugares, culminó a principios del siglo XVIII.
Los constructores o albañiles medievales, denominados masones, disponían de lugares de reunión y cobijo, denominados Logias, situados normalmente en las inmediaciones de las obras. Era común a los gremios profesionales de la época el dotarse de reglamentos y normas de conducta de régimen interior. Solían también seguir un modelo ritualizado para dar a sus miembros acceso a ciertos conocimientos o al ejercicio de determinadas funciones. Los masones destacaron especialmente en estos aspectos.
Respecto a los rituales masónicos, el primer documento de relevancia del que disponen los historiadores se refiere a una de estas organizaciones de la construcción que es particular de Francia, el Compañerismo Compagnonnage, y data de 1655. Sin embargo, ya desde 1630 aparecen distintos documentos que aluden a los usos rituales de la masonería escocesa. El ritual masónico completo más antiguo que se conoce es el manuscrito denominado Archivos de Edimburgo, que data de 1696.
Con la evolución de la sociedad y las transformaciones económicas, la mayoría de las Logias de la masonería operativa dejaron poco a poco de ejecutar obras materiales, transformándose en organizaciones fraternales, pero conservando, en parte, sus usos y costumbres tradicionales. La Francmasonería especulativa es el producto de esta transformación.


Un Arte Sagrado


En la Edad Antigua, o en los inicios de la civilización, todo revestía un carácter sagrado. Por ello, el Arte de construir estaba más particularmente rodeado de un carácter divino. Los hombres que a él se dedicaban, ejercían un sacerdocio. Eran sacerdotes a su manera. Tallando las piedras y arreglándolas para construir los edificios, creían rendir un culto a la divinidad.
Toda construcción útil era santa. Destruirla era un sacrilegio, y las más antiguas inscripciones, amenazan con la venganza divina al hombre impío que destruyera o atacara los monumentos.
Los constructores tenían una religión propia; enteramente basada en el Arte de construir. El Universo era a sus ojos, una inmensa cantera de construcción, donde cada ser estaba llamado a construir con sus esfuerzos a la edificación de un monumento Único. Figurábanse un trabajo incesante que no había comenzado jamás y no debía terminar nunca, pero que construía por todas partes,  según las indicaciones de un mismo plan.
De ahí viene la idea de La Gran Obra, dedicada a la construcción de un Templo Ideal, cada vez más y más perfecto. (Oswald Wirth)
Un Templo que no tiene principio ni fin, pero cuyo plano, ha sido diseñado por el Gran Arquitecto Del Universo.

Gran Arquitecto Del Universo


El Gran Arquitecto del Universo, es el nombre simbólico con el que suele referirse en masonería al Principio Creador o Causa Primera, independientemente de que ésta se interprete desde un punto de vista teísta o deísta.
La creencia en el Gran Arquitecto del Universo, es uno de los principios considerados inamovibles dentro de la corriente de regularidad masónica, si bien los masones, como individuos, son libres de creer en el Ser Supremo que se ajuste a su creencia personal.
Para la corriente de regularidad masónica iniciada por el Gran Oriente de Francia, sin embargo, la exigencia de la creencia en un Gran Arquitecto del Universo como Principio Creador, incluso si éste es dejado a la interpretación libre de cada cual, es considerada como la imposición de tipo dogmático por lo que sus miembros son libres de creer o no creer en la existencia de este principio y de utilizar o no este símbolo en sus ritos.
Muchos francmasones siguen alguna de las religiones tradicionales, como pueden ser la católica, la judía o la musulmana; hay también quienes consideran que el Gran Arquitecto es el mismo Dios creador que determina a su voluntad los planos de la existencia, en el caso de los Judios y Cristianos Yahwéh (Yahvé) o Jehová; y en el caso de los Musulmanes Alá (los cuales serían aparentemente dos deidades distintas). Para otros varios será un Principio Creador que está en el origen del Universo, cuya naturaleza es indefinible. Los hay también quienes identifican al Gran Arquitecto del Universo con un Demiurgo creador, con el espíritu del hombre, con el pensamiento, o con el hombre mismo.
Hay igualmente masones que, prescindiendo de cualquier enfoque trascendente, identifican al Gran Arquitecto con una interpretación panteísta o naturalista. Por último, existen muchos masones no creyentes, para quienes dar cualquier valor al símbolo del Gran Arquitecto, implica necesariamente una afirmación de fe sobre el misterio último de la existencia, por lo que prefieren prescindir absolutamente del mismo.
La interpretación del Gran Arquitecto es tan amplia como es también la interpretación de Dios en el mundo y la polémica que le acompaña como concepto es también análoga.

Primeros Datos Históricos



 No se conoce más, que noticias precarias sobre las más antiguas corporaciones constructoras de los pueblos del Oriente. Pero es singular el encontrar en las escrituras acadias el ∆ como signo de la sílaba (Bou)... que significa Hacer, Construir. Si ésto no es más que una simple coincidencia, es de todas maneras significativo y los Masones apasionados podrán ver en ésto, un indicio de la remota antigüedad de su símbolo, pues, los monumentos Caldeos, donde se les encuentra se remontan a más de 4.500 años antes de nuestra era.
Los autores desconocidos de los más antiguos libros sagrados de la China, no ignoraban, desde luego, el valor simbólico del compás y de la escuadra, insignias del sabio, que poseía el secreto y sabía conducirse conforme a las instrucciones del Primer Constructor.
En Egipto, el sacerdote enseñaba las ciencias y las artes. Ciertos hierofantes se especializaban en la Ingeniería y la Arquitectura. Los artesanos puestos a sus órdenes no tenían derecho a ninguna iniciativa.
Los Escultores y talladores de piedras, fueron más libres en Siria. Formaron asociaciones religiosas que recorrieron toda el Asia Menor, para erigir por todas partes templos, según la conveniencia de los diferentes cultos. Es así que, por allá por el año 1000 antes de Jesucristo, Hiram, rey de Tiro, pudo enviar a Salomón los obreros necesarios a la construcción del templo de Jerusalem, del palacio real y de los muros de la ciudad. Estos mismos constructores tomaron parte
igualmente, en la fundación de Palmira. Más tarde la Arquitectura era ejercitada en toda la Grecia por los Pontífices de Dionisios y Numa Pompilio perfeccionó sus organizaciones por allá por el año 715 antes de la era Cristiana.
La legislación romana constituyó los Colegios de Constructores, encargados de ejecutar todos lo
s trabajos públicos. Estas corporaciones tenían su autonomía y la ley les garantizaba numerosos privilegios. Cada una de ellas practicaba sus ceremonias religiosas particulares, apropiadas a los oficios que ejercitaban sus miembros. Estos ejercitaban todas las profesiones necesarias a la arquitectura religiosa, civil, militar, naval e hidráulica. Estas laboriosas confraternidades, se esparcieron por todo el imperio. Seguían la marcha de las legiones romanas para construir los puentes, los caminos, los acueductos, los campos atrincherados, las ciudades, los templos, los anfiteatros, etc. En fin, ellos contribuían a civilizar a los pueblos vencidos, instruyéndolos en las artes de la paz.
Subsistieron florecientes hasta la invasión de los bárbaros. En el siglo tercero, Teofastro nos los describe en los siguientes términos: “Segiín las tradiciones de la estatuaria antigua, los escultores y talladores de piedra, viajaban de un lado al otro de la tierra con los útiles necesarios para trabajar el mármol, el marfil, la madera, el oro ylos otros metales. La materia informe les abatecía para elevar los templos, según modelos divinos.

La Francmasonería Moderna.



La concepción de un ideal permanece estéril mientras falten los medios prácticos para su realización. Las aspiraciones generosas de los filósofos, no podían entrar en acción sino bajo la ayuda de una organización positiva. El espíritu o el alma, nada pueden, si no disponen de un cuerpo como instrumento de ejecución.
Allá en la época en que gracias a los rosacruces y a otros místicos una entidad espiritual flotaba en el aire, ansiosa de encarnarse, un organismo propicio vino a ofrecérsele. No teniendo más razón de ser, las antiguas confraternidades masónicas estaban por todas partes disueltas, salvo en Gran Bretaña y en Irlanda, donde siempre ha reinado un espíritu favorable a la supervivencia de toda tradición antigua y respetable. Por la fuerza de un hábito impregnado en las costumbres, las asociaciones de Masones libres y aceptados, subsistían todavía en el siglo XVII en diversos centros de los tres reinos insulares. Era notoriamente público que los masones libres, se reconocían entre ellos por ciertos signos, que estaban obligados bajo juramento a guardarlos en secreto. Se sabía, igualmente, que en todas las circunstancias de la vida estaban obligados a prestarse ayuda recíproca. Después de su decadencia, bajo el punto de vista del ejercicio del arte de construir, la práctica de la solidaridad vinoen efecto, a ser el objeto esencial de estas confraternidades. Se extendió, entonces, la moda de hacerse aceptar como miembro honorario y las logias masónicas se mostraban tan asequibles a los gentlemen que no manejaban profesionalmente la plan a, que los del oficio se desinteresaban más y más de una institución que no respondía a sus necesidades prácticas. Los Masones aceptados, fueron así, poco a poco tan numerosos como los Masones libres y desde el comienzo del siglo XVIII estaban francamente en mayoría. Fue en este momento cuando se tomó una resolución de importancia extrema. Esta tuvo por resultado hacer renunciar a las empresas materiales de la antigua masonería profesional llamada operativa, por oposición a la nueva Masonería puramente filosófica llamada especulativa.
Así nació la Masonería Moderna, que tomó de los constructores de la Edad Media un conjunto de formas alegóricas y de signos ingeniosos, de reglas de buena disciplina y tradiciones de fraternal solidaridad, a fin de aplicar ese conjunto a la enseñanza de una arquitectura social, esforzándose en construir el bienestar humano, por el perfeccionamiento intelectual y moral del individuo.


El Principio de Tolerancia.


Es siempre presuntuoso convertirse en juez de una opinión, cualquiera que ella sea. Todas las maneras de ver divergentes son igualmente respetables cuando emanan de personas sinceras. Ellas expresan la verdad bajo los diferentes aspectos que puede tener en razón de los múltiples puntos de vista de que es susceptible de ser considerada. Se encuentra, pues, una parte de la verdad en todas las opiniones. Nadie está en el error absoluto y nadie, por otra parte, puede enorgullecerse de poseer la verdad perfecta. Seamos, pues, indulgentes y no pidamos a los demás que vean las cosas como nosotros mismos. Las inteligencias son débiles y no se aproximan a la Verdad sino recorriendo una serie de etapas que es preciso alcanzar una a una. Para favorecer el progreso de los espíritus es preciso, pues, tomar en cuenta las fases sucesivas de toda evolución intelectual. Se obtendrán los mejores resultados con una discreta acción. Nunca será excesiva la aplicación de la divisa de Rabelais: “Noli ire, fac venire”. No fustiguéis a los retrasados para obligarlos a marchar contra su voluntad, contentaos con precederlos dándoles valor: no tardarán en seguirnos.
Cuidaos sobre todo de no proceder por afinnaciones, por fórinulas y por dogmas. Nada está más lejos del espíritu masónico. No tratéis de imponer nuestra manera de ver; llevad a los demás a descubrir lo que vos mismo habéis encontrado. Pensad y haced pensar.

La mujer y la francmasonería.




En la Edad Media, las corporaciones de arquitectos y picapedreros estaban integradas, en la gran mayoría de los casos, por hombres. Sin embargo, existen también numerosos ejemplos de la presencia de mujeres en estas organizaciones antecesoras de la masonería moderna. En el siglo XIII era aceptada la pertenencia de mujeres a las cofradías profesionales, como es el caso de las hilanderas, integradas exclusivamente por mujeres, o incluso en profesiones identificadas en aquella época por hombres, como la Guilda (corporación) inglesa de los Carpinteros de Norwich 1375, a la que pertenecían los albañiles de York y se hacía mención a la pertenencia de "hermanos" y "hermanas". Entre los constructores de catedrales es muy significativo el caso de Sabine de Pierrefonds, hija de Hervé de Pierrefonds, más conocido por su nombre germánico de Erwin de Steinbach, constructor principal de la Catedral de Estrasburgo. Sabine esculpió algunas de las notables estatuas de Notre Dame de París, y a su vez en tanto que Maestra de Obra, formó aprendices en su oficio. Y es probable que no fuera la única mujer en ser Maestra del Oficio. En los archivos de la Logia de York N° 236, que perteneció a la antigua Gran Logia de toda Inglaterra, existe un manuscrito ritual de 1693 que, refiriéndose al momento de la recepción en la Logia, dice: “Uno de los antiguos toma el Libro, y aquél o aquella que debe ser hecho masón, posa las manos sobre el Libro, y le son dadas las instrucciones.”
Cuando surgió la masonería especulativa, o moderna, en el siglo XVIII, la mujer no estaba ni económica, ni social, ni políticamente emancipada, y en las Constituciones de Anderson de 1723 no se la tiene en cuenta. Pero las mujeres no quisieron permanecer indiferentes a las realizaciones de las asociaciones masónicas. Es así que en Francia, en 1730, sólo 5 años después de la aparición de la masonería especulativa en este país, comienzan a realizar gestiones para ser aceptadas en la Institución. El 10 de junio de 1774, el Gran Oriente de Francia había tomado bajo su protección, en una Asamblea General, la Masonería de Adopción. Se trataba de Logias formadas por mujeres bajo la tutela de los masones varones. El 11 de marzo de 1775, el marqués de Saisseval, ayudado por otros hermanos, forman la Logia “El Candor”. Fue su primera Gran Maestra la Duquesa de Bourbon, a quienes siguieron la Princesa de Lamballe (1780), la Emperatriz Josefina (1805), Madame de Vaudemont (1807), Madame de Villete (1819), amiga personal de Voltaire.
Ya en la segunda mitad del siglo XIX, el 14 de enero de 1882, en la localidad de Pecq (Francia) la Logia “Los Librepensadores” inicia a una escritora y conocida militante a favor de los derechos de la mujer, Marie Deraismes, quien el 4 de abril de 1893 crea, junto al Senador Georges Martin, una logia denominada “Gran Logia Simbólica Escocesa de Francia – Le Droit Humain”. Esta logia será la que dé origen a la Orden Masónica Mixta Internacional "El Derecho Humano" . El Derecho Humano extendió rápidamente su acción en el mundo, y perteneció al mismo Annie Besant, célebre feminista inglesa y secretaria de la Sociedad Fabiana, antecesora del Partido laborista de Inglaterra.
A lo largo del siglo XIX y principios del XX, la Masonería de Adopción fue desapareciendo, transformándose en masonería femenina, especialmente con el surgimiento de la Unión Masónica Femenina de Francia, el 21 de octubre de 1945, que culminó en 1952 con la creación de la Gran Logia Femenina de Francia, que irá extendiendo la masonería integrada por mujeres en el resto de la Europa continental y la América Latina. Todavía algunas organizaciones masónicas masculinas siguen considerando "irregular" la presencia de mujeres en la masonería, si bien hoy existe un alto nivel de integración a partir de la existencia de organizaciones masónicas mixtas o femeninas en la mayoría de los países. Estas organizaciones son, por lo demás, plenamente aceptadas por las obediencias masculinas de la corriente masónica liberal.

Críticas a la francmasonería.


Desde su surgimiento la masonería ha sido considerada por no pocas personalidades e instituciones como una asociación peligrosa por su caracter secreto. Muchos la ven como "una sociedad secreta de corte esotérico y ocultista que procura destruir la civilización cristiana y la Iglesia católica". El historiador republicano Claudio Sánchez Albornoz dice que la expulsión de los jesuitas de España por obra del gobierno de Azaña "consiguió evitar la disolución de las órdenes religiosas, entregando solo a los jesuitas al paladeo de los masones". Y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid publicó una tesis doctoral, basada en documentos del archivo de Simancas, donde se transcriben artículos que las Logias masónicas de España enviaban a los periódicos durante los años de la Segunda República Española (1931-1939) donde calumniaban a la Iglesia católica e incitaban a la quema de conventos y matanza de sacerdotes y monjas.
También se ha criticado a las Logias del Gran Oriente de España por proponer a las Cortes Constituyentes de la República que incluyesen en la Constitución de la República las siguientes disposiciones, entre otras:
  • Romper las relaciones diplomáticas con el Vaticano.
  • Prohibir manifestaciones de índole religiosa en la calle.
  • Incautación de los bienes de la Iglesia dedicados a la beneficiencia.
  • Nacionalizar todos los bienes de las Órdenes Religiosas.
  • Expulsar o exclaustrar a todos los religiosos de ambos sexos.
  • Incapacitar legalmente a los sacerdotes para la enseñanza. etc.
También se imputa a los masones que en repetidas ocasiones hayan intervenido decretando muertes, entre las cuales son conocidas las de Luis XVI de Francia y Gustavo III de Suecia, aprobadas en las reunión de Frankfort en 1784. Así como la muerte de Gabriel García Moreno, presidente del Ecuador.



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